El testamento
Para realizar esta lectura necesitamos seis lectores. Uno es el narrador, y el resto los personajes que intervienen en la historia: el alcalde, Juan, Luis, el sastre y un jesuita.
@@@ Manolo Segura @@@
Se cuenta que un señor, por ignorancia o malicia, dejó al morir el siguiente testamento sin signos de puntuación:
«Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi hermano Luis tampoco jamás se pagará la cuenta al sastre nunca de ningún modo para los jesuitas todo lo dicho es mi deseo Facundo».@@@ Manolo Segura@@@
El juez encargado de resolver el testamento reunió a los posibles herederos; es decir, al sobrino Juan, al hermano Luis, al sastre y a los jesuitas y les entregó una copia del confuso testamento con objeto de que le ayudaran a resolver el dilema.
Al día siguiente cada heredero aportó al juez una copia del testamento con signos de puntuación.
El sobrino Juan lo presentó de la siguiente forma:
“Dejo mis bienes a mi sobrino Juan, no a mi hermano Luis. Tampoco, jamás se pagará la cuenta del sastre. Nunca, de ningún modo para los Jesuitas.
Todo lo dicho es mi deseo.@@@ Manolo Segura@@@
Facundo.”@@@ Manolo Segura@@@
El hermano Luis presentó su reclamo de esta manera:
“¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? ¡No! A mi hermano Luis. Tampoco, jamás se pagará la cuenta del sastre. Nunca, de ningún modo para los Jesuitas.
Todo lo dicho es mi deseo.@@@ Manolo Segura@@@
Facundo.”
El sastre justificó su derecho como sigue:
“¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi hermano Luis? Tampoco, jamás. Se pagará la cuenta del sastre. Nunca, de ningún modo para los Jesuitas.
Todo lo dicho es mi deseo.@@@ Manolo Segura@@@
Facundo.”
Los Jesuitas consideraron que el documento debería interpretarse de la siguiente manera:
“¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi hermano Luis? Tampoco, jamás. ¿Se pagará la cuenta del sastre? Nunca, de ningún modo. Para los Jesuitas todo.
Lo dicho es mi deseo.@@@ Manolo Segura@@@
Facundo.”
Esta lectura ocasionó grandes escándalos y para poner orden, se acudió a la autoridad. Ésta consiguió establecer la calma y después de examinar el escrito, dijo en tono severo:
Señores, aquí se está tratando de cometer un fraude; la herencia pertenece al Estado, según las leyes; así lo prueba esta interpretación:
“¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No.
¿A mi hermano Luis? Tampoco.
Jamás se pagará la cuenta del sastre.
Nunca, de ningún modo, para los Jesuitas.
Todo lo dicho es mi deseo.@@@ Manolo Segura@@@
Facundo."
En tal virtud, y no resultando herederos para esta herencia, queda incautada en nombre del Estado, y se da por terminado este asunto.@@@ Manolo Segura@@@
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